miércoles, 24 de octubre de 2018

Dominus Vobiscum



¿Han notado que el saludo litúrgico «El Señor esté con ustedes» es cambiado, con frecuencia, por la  anodina afirmación “El Señor está con ustedes”?



“El Señor esté con ustedes” —con el verbo en Modo Subjuntivo— expresa un saludo, un anhelo; en cambio “El Señor está con ustedes” —en Modo Indica­tivo— es una mera afir­mación... Es como si en lugar de decir “Buenos días” dijéramos “Hoy es un buen día”. ¡No es lo mismo!

Sabemos, claro, que el Señor está con nosotros. Pero la función del saludo del Cele­brante no es constatar una realidad, sino expresar un augurio. El padre Guillermo Gier S.V.D., en un librito titulado “¡Vive tu misa!”, afirma: «Este saludo significa lo mejor que se puede desear a un ser querido. ¡El Señor sea con vosotros, os ben­diga, os colme de gra­cias, os proteja, os ayu­de y os haga felices!». La re­petición que de este saludo se hace durante la misa, agrega, significa que es «el ardiente deseo de la Iglesia que el Señor esté y permanezca con todos sus hijos» (1).

Por otra parte, “El Señor esté con ustedes” es un saludo que proviene de la Biblia (Rut 2, 4), similar a “La paz esté con ustedes” (Jn 20, 19.21) y otros del mismo tenor.

También las cartas de San Pablo están llenas de exhortaciones y deseos en Mo­do Sub­juntivo. Leerlas en Modo Indi­cativo alte­raría el sentido de sus frases y pro­duciría un efecto casi cómico...

En el Ordinario de la Misa hay numerosos ejemplos de verbos en Modo Subjun­tivo, que expre­san igual­mente un deseo, un buen augurio, o invocan una especial protección o bendición del Señor: “Dios todo­poderoso tenga mi­se­ri­cordia de noso­tros, perdone nuestros peca­dos y nos lleve a la vida eterna”, “La ben­dición de Dios... descien­da sobre todos ustedes”, etcétera. 

Lo mismo debe decirse de muchos otros textos litúrgicos. No ten­dría sentido, por ejem­plo, que el Cele­brante dijera al co­mienzo del Pre­facio: “El Señor está con ustedes”, y añadiera: “Levantamos el co­razón”, “Damos gracias al Señor, nuestro Dios”. Tampoco tendría sen­tido, al final de la misa, que el sacerdote afir­mara que “La bendición de Dios... desciende... sobre uste­des”. Porque lo que está haciendo el Celebrante no es afirmar o relatar algo (que es obvio), sino desear algo a los fieles: “¡Que la bendición de Dios... descienda sobre todos ustedes!”.

Imaginemos que apli­cáramos ese mismo crite­rio al Padrenuestro: “Padre nuestro que estás en el cielo: san­tificado es tu nombre, viene a nosotros tu Reino, se hace tu voluntad en la tierra como en el cielo...”. ¿No suena ridículo? 

O imaginen có­mo sonarían de absurdos los saludos de Navidad y de Año Nuevo si utilizáramos el mismo criterio de emplear el indicativo en lugar del subjuntivo...

En un interesante folleto titulado “Cómo no decir misa”, puede leerse lo siguiente: «Sustituir la fórmula del saludo por una simple declaración (“El Señor está con vosotros”) es tratar a los fieles reunidos... como si... fueran igno­rantes» (2).  Claro: por­que “los fieles reunidos” ya sabemos que el Señor está con nosotros... Lo que que­remos —porque nunca está de más— es que nos lo vuelvan a desear, de todo corazón, en los momentos en que lo indica la Liturgia...

El Centro Nacional de Pastoral Litúrgica de Francia también se ocupa del tema:

«La fórmula “El Señor esté con ustedes”, heredada del judaísmo, trata de establecer una relación entre el Señor y la asamblea (al principio de la cele­bración) o de reactivar la relación establecida (antes del Evangelio, en el diálogo inicial de la Oración eucarística, antes de la bendición final). [...] Militaría a favor del indicativo el hecho de que el Señor está en efecto ya presente cuando el presidente pronuncia la fórmula (...). El Señor, claro, está “con ustedes”. Sin embargo, la fórmula dice «El Señor esté...». Es que aquí se trata de un deseo. (...) El indi­ca­tivo, en efecto, se limita a constatar una realidad. Dice “el Señor está” y se limita a su afirmación, mientras que el subjuntivo abre la posibilidad de una pre­sencia siempre en aumento. Como toda ac­ción simbólica, la fórmula del subjuntivo abre la relación al otro, al Otro. Por otra parte, ¿quién de nosotros al saludar a otro no emplea el subjuntivo? “Que estés bien”, “que tengas un buen día”, “que te mejores”. Más profundamente to­davía, la fórmula en sub­juntivo expresa una de las características del ministerio de la presi­dencia en la liturgia. Por su ordenación, el minis­tro representa sa­cra­mentalmente a Cris­to. Es, pues, admi­nistrador de los bienes espirituales y no su propietario. Por esta fórmula litúrgica abre, pues, a la asamblea la posibilidad de que el Señor venga y aumente su presencia» (3).




«¡Y con tu espíritu!»

El saludo que estamos analizando es un acto litúrgico mucho más rico de lo que su brevedad dejaría entre­ver. ¡Pero todavía no dijimos nada de su respuesta! La frase “Y con tu espíritu” está tomada de San Pablo (2 Tim 4, 22): “El Señor Jesucristo sea con tu espíritu”: «es de­cir —añade el padre Gier en la obra mencionada— con toda tu vida, con tu corazón y con todos tus sentimientos» [Gier, op. cit, pág. 66].

En relación con esta res­puesta, el teólogo persa Narsai de Nísibe, del siglo V, nos dice en su primera homilía: «El pueblo responde con amor al sacerdote di­cien­do: “¡Contigo, y con el espíritu sacer­dotal que posees!”. Llama “es­píritu” no al alma que está en el sacerdote, si­no al espíritu que recibió por la imposición de las manos. Por ella, el sa­cerdote recibe el poder del Espíritu, por el que es capaz de realizar los Misterios...».

En suma: últimamente –lo decimos con preocupación– los sacerdotes ya no nos saludan. Usar el Indicativo en vez del Subjuntivo es no saludar. Pero como  un saludo no se le niega a nadie, nos encantaría que los sacerdotes volvieran a saludarnos: «¡El Se­ñor esté con us­tedes!»

¿No les parece que es una buena idea?

(1) [Guillermo Gier SVD: ¡VIVE TU MISA! EXPLI­CACIÓN DE LA SANTA MISA COMO LA REZA EL SACERDOTE. Versión Libre por el R.P. Santiago Lichius S.V.D. (Buenos Aires, Editorial Guadalupe, 1945), pág. 42/43].
(2) [Dennis C. Smolarski SJ: CÓMO NO DECIR MISA. (Barcelona, Centre de Pastoral Litúrgica. s.f.), pág. 39]. 
(3) [Centro Nacional de Pastoral Litúrgica de Francia: Del buen uso del saludo. Publicado en “Actualidad Pastoral”]
(4) [Gier, op. cit, pág. 66].

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