miércoles, 29 de abril de 2020

«EL NOMBRE DE BUENOS AIRES» (2 de 2)

Publicamos la segunda parte del artículo "El nombre de Buenos Aires", originalmente aparecido en el número 55 (correspondiente a junio de 1980) de la revista Universitas, de la Pontificia Universidad Católica Argentina "Santa María de los Buenos Aires". Todas las fotos con que enriquecimos la nota son propias.

EL NOMBRE DE BUENOS AIRES
(Segunda Parte)

6. Proyección del acto fundacional 

Imagen de Nuestra Señora de los Buenos Aires
en la Catedral Metropolitana
Este es el hecho esplendoroso y profético: La Santísima Virgen María dio su nombre al nuevo puerto recostado sobre la margen derecha del Río de la Plata. Luego, con el mismo nombre de la Madre de Dios se denominó la ciudad, constituyéndose así la Virgen en fundadora de la misma y hoy, a las puertas del tercer milenio, esta ciudad tiene el santo orgullo de ser la única megalópolis de todo el ámbito de la cristiandad –más aún, del planeta–, de ostentar el nombre sencillo y fuerte, dulce y espléndido de la humilde Virgen de Nazaret que dio carne de su carne y sangre de su sangre para que el Hijo de Dios, el Verbo eterno, se hiciera hombre en sus purísimas entrañas. Con ese mismo nombre se creó la Diócesis el 30 de marzo ¹ de 1620; se erigió la Arquidiócesis el 5 de marzo de 1865 y fue designada como Primada de la República Argentina el 29 de enero de 1936. Da nombre, también, al primer Estado argentino, la Provincia de Buenos Aires, la más importante, la más poblada y la más extensa de la República con 307.569 Km² de superficie. Más aún, por Ley del Congreso Nacional del 20 de setiembre de 1880 fue declarada capital de la República Argentina, es decir, cabeza del país, siendo sede de los poderes supremos. En la actualidad, más de 25 millones de argentinos tienen a la ciudad de María, Madre en el Belén y en el Calvario, por capital federal y al susurrar su nombre la invocan, aún sin saberlo. 

Debemos agregar que la Pontificia Universidad Católica Argentina, que existe desde hace más de 22 años y que ya ha dado más de 8.500 graduados a la Patria, se precia en llevar su nombre y tiene el alto honor de tenerla por augusta y celestial Patrona. 

¿Será vano el deseo de anhelar que la Madre de Jesús, en su título de Buenos Aires, tenga en nuestra Patria la fiesta litúrgica propia los 24 de abril? 

¿Habrá alguien que pensará que está pasada de moda esta advocación reservándola sólo para la época de las carabelas? ¿Olvidará acaso que estamos en la época de los grandes barcos, de los portaaviones, de los submarinos nucleares y que todos sus navegantes desean –al igual que sus antepasados– llegar a buen puerto? ¿Olvidará, acaso, el auge de los deportes náuticos y aéreos que necesitan de buenos vientos y mar apacible? ¿No recordarán la actual importancia del transporte aéreo con sus navegantes, sus naves espaciales, sus aeronaves y sus aeropuertos, con su necesidad imperiosa de bonanza? ¿No es importante todo el inmenso conjunto de las comunicaciones, de la telegrafía, telefonía, télex, televisión, radiofonía –sea en sus ondas largas o cortas, frecuencia modulada, bandas especiales, radioaficionados, etc.– incluso vía satélite, cuyas ondas, que cruzan los aires, deben llegar a destino sin interferencias y al servicio de la verdad, el bien y la belleza? ¿Acaso es baladí el actualísimo problema ecológico de la “polución ambiental”, del “smog”, que clama para que los hombres no hagamos malos los buenos aires, absolutamente indispensables para la salud humana y para la conservación de los recursos naturales? ¿Y la necesidad de serenidad, de paz, de que amaine la tempestad de los espíritus en tantos rincones de la tierra? 

«Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros»:
vitral en la Basílica
de Nuestra Señora de los Buenos Aires
La Reina de Buenos Aires tiene una palabra muy propia que decir a este fulgurante mundo de actualísimas realidades humanas. 

7. ¿Sólo un apelativo? 

Imagen 
de 
Nuestra Señora de los Buenos Airesen la Basílica que lleva su nombre
El nombre dado al poblado fue tan sólo un simple apelativo, o, más bien, ¿fue, es y será el indicador de una característica especial, signo de una misión especial y, tal vez, su singularidad más honda? Pensamos más bien, que esto último es lo exacto. Recordando S.S. Pío XII su estadía con nosotros, 13 años después de haber estado en Luján como peregrino, decía: “Al entrar en aquella Basílica... nos pareció que habíamos llegado al fondo del alma del gran pueblo argentino”; y más recientemente S. S. Juan Pablo II refiriéndose a Hispanoamérica afirmó: “Todo este inmenso continente vive su unidad espiritual gracias al hecho de que Tú eres la Madre”. 

Creemos que el nombre de la Madre de la Iglesia, dado por los fundadores a la capital de nuestra Patria, marca la característica religiosa de nuestro pueblo, su más honda peculiaridad y es una invitación permanente a ser fieles a las exigencias de la luz hecha fuego, que nos guía desde los brazos de la Virgen de los Buenos Aires. ¡Más de 25 millones de argentinos al conjuro de su nombre la evocan, la llaman y la recuerdan! 

8. Saltando los siglos 

Un Pablo con ansias de luz y sed de redención recaló en “Puertos Buenos” (Hech. 27, 8); un Pedro y un Juan, como apóstoles de “la última cruzada” (Vicente Sierra) plantaron la cruz en estas tierras cercanas al puerto de Buenos Aires para que llegara aquí la redención de Cristo. Y así de Mendoza y de Garay, imitando al de Tarso, trajeron aquí el espíritu del Cid y de Pelayo, de Isabel y de Fernando, de Recaredo y de Santiago.  ¡Cuántos de nuestros jóvenes de hoy, que viven según el señorío cristiano, son auténticos herederos de estos “hijos dalgos”! 

Han pasado 400 años desde la segunda y definitiva fundación de Santa María del Buen Aire. La aldea se ha convertido en megalópolis. El antiguo villorrio hizo estallar sus límites por los cuatro costados, incluso, ganándole terreno al río “ancho como el mar”. Hoy los subterráneos serpentean en sus entrañas; poderosos aviones surcan su cielo; grandes barcos llegan a sus muelles; cientos de miles de autos pisan sus calles; sus altos edificios parecen tocar las nubes; cientos de ondas de radio y TV atraviesan su aire; la traza de nuevas autopistas cambia a diario su fisonomía; las decenas de habitantes se han convertido en millones... Estamos en los umbrales del año 2000. 

En estos 400 años la Virgen Madre nunca jamás nos abandonó de sus manos, ni nos dejó caer de junto a su corazón. 

Cuando otros pueblos ya se han entregado totalmente a la fría tecnocracia o al esclavizante materialismo, la ciudad de Santa María de los Buenos Aires se dispone, como signo de gratitud y reconocimiento perpetuo, a erigir la Cruz en el Rio de la Plata de casi 200 metros de alto, como memorial del 4to. Centenario de la 2da. Fundación y el 1er. Centenario de su Federalización constituyendo, además, el cumplimiento del voto del XXXII Congreso Eucarístico Internacional realizado en Buenos Aires en 1934 (podría sumarse el recuerdo de la 1era. vez que un Papa nos visita, dado caso de que ocurra, como se prevé) ². (...) 

El mismo isotipo ³, emblema o logotipo elegido por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires para la celebración de los 400 años ¿no representa la cruz alegórica del sentimiento e inspiración confesional de don Juan de Garay, y su continuidad a través de los siglos? 

(...)


La Madre de Buenos Aires seguirá estando al pie de la Cruz (cfr. Jn. 19, 25) cobijando a los argentinos por hijos, y nosotros aceptándola de Jesucristo en Cruz por Madre: “Hijo, he ahí a tu Madre” y diciéndole con el poeta: 

“Nuestra Señora de los Buenos Aires: 
Antes de que aparezca el Anticristo, 
Pídele a Dios que funde a Buenos Aires 
Por vez tercera, pero en Jesucristo”. 
(Francisco L. Bernárdez) 

(...) 

«He ahí a tu hijo; he ahí a tu madre»:
vitral en la Basílica de Nuestra Señora de los Buenos Aires


FIN

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¹ El original dice "30 de mayo". Hemos corregido la errata.
² La nota hace referencia aquí a un proyecto, evidentemente nunca llevado a cabo, de erigir una gran cruz en el Río de la Plata. Omitimos a continuación, en el párrafo que sigue, y al final del artículo, las referencias a ese proyecto jamás concretado.
³ El original dice "isótopo" (sic). Hemos corregido la errata,

1 comentario:

  1. Magnífico artículo.¡Qué pluma excelsa! Que se agiganta en los tiempos que vivimos de tanta ramplonería. Hubo argentinos de exquisita cultura y erudición. Gracias por compartirlo.

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