A todos nos ha sucedido alguna vez: asistir a Misas donde el sacerdote sustituye las lecturas con otras no bíblicas, altera el orden de las partes de la celebración, cambia artículos del Credo, modifica la plegaria eucarística... ¿A qué se deben esos cambios si no es al arbitrio personal del sacerdote? ¿Interpreta bien la reforma litúrgica quien obra así? ¿Permite el Concilio esos cambios? ¿O no será más bien que quienes obran así se han entregado al subjetivismo y al relativismo, más aún, a la caricatura y la profanación de la liturgia?
Después de sesenta años del Concilio, habría que reconocer con humildad que esos cambios no han dado buenos frutos. Relativizarlo todo no tiene sentido; ni siquiera es lo que el pueblo quiere o necesita. Muchos, pretendiendo darle a la gente lo que pide, le dan justamente lo que no necesita. Peor: lo que le hace mal.
El Cardenal Robert Sarah celebra la Santa Misa según la forma ordinaria ad Orientem (Foto: Fr Ray Blake's Blog) Asoc. Lit. Magníficat |
Pero el pueblo fiel sigue teniendo necesidad de Dios, de lo sagrado, de lo inmutable y de lo eterno.
bonjour, je souhaite joindre Alejandro Pomar
ResponderEliminarbuenos dias gustaria unirme Alejandro Pomar
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