donde y cuando se le presentan.
De la misma forma el instrumento de María
debe estar dispuesto siempre y en todo lugar
a una servicialidad lúcida y desinteresada.
Constantemente vive y palpita en su alma
y en sus labios la pregunta:
Señor, ¿qué quieres que haga?"
P. José Kentenich, 1944
No hay comentarios:
Publicar un comentario