Hoy publicamos la primera entrada de 2021. Una buena manera de empezar el año es recordar este maravilloso artículo publicado en su hora por La Buhardilla de Jerónimo.
Con la expresa autorización de La Buhardilla, lo transcribimos a continuación, ilustrado con fotos propias, y recomendamos vivamente su lectura:
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Iglesia de Nuestra Señora de Balvanera (foto propia) |
Cristianos
somos quienes hemos renacido en Cristo. Hemos sido hechos linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las virtudes de aquel
que nos ha llamado de las tinieblas a su luz admirable. La misma Madre, que
brotó del costado abierto de Cristo, y que nos ha traído a la vida, es la que
dio a luz también a tantísimos ilustres hermanos que nos precedieron;
incontable multitud de hombres y mujeres preclaros en cuyas venas corría la
sangre del linaje escogido. La misma que corre en nuestras venas. La sangre de
los mártires, de las vírgenes, de los confesores, de tantos santos y santas que
combatieron el buen combate de la fe.
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Iglesia de San Isidro Labrador (foto propia) |
En medio de
una de las peores épocas de persecución contra nuestra Madre Iglesia, nosotros
sus hijos tenemos que defenderla en buen combate, sin miedo, sin nada que
perder y mucho que ganar. ¿Cómo podríamos vernos derrotados? Imposible. Aquél
que dijo: “no teman, yo he vencido al mundo”, va delante en la batalla. ¿Cómo
que no vamos a poder?
Porque
llevamos la misma sangre de Francisco de Asís y Ángela de la Cruz: podemos
contra el materialismo y el consumismo, contra el orgullo, la vanidad y la
discordia.
Porque
llevamos la sangre de Agustín de Hipona y Tomás de Aquino, podemos contra el
falso optimismo antropológico, contra el endiosamiento
del hombre, contra el
déficit de verdad que hay en el mundo.
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Sto. Tomás de Aquino Iglesia de Sto. Domingo (S. Miguel de Tucumán) (foto propia) |
Si bulle en
nosotros la sangre de María Goretti, Rosa de Lima, Luis Gonzaga, Domingo Savio,
Gema Galgani, Jacinta y Francisco Marto, podemos contra todo lo que se opone a
la pureza del alma y del cuerpo.
Porque
tenemos la sangre de Teresa de Avila, Juan de la Cruz y Benito de Nursia,
podemos contra la desobediencia, la tibieza y la acedia.
Si corre en
nuestras venas la sangre de Tomás Moro, Tomás Becket y Casimiro de Polonia,
podemos contra la corrupción institucionalizada y contra la ambición de poder.
Porque
llevamos la sangre de Vicente de Paul, Camilo de Lelis y Damián de Molokai,
podemos contra el egoísmo, el individualismo y la avaricia.
Porque la
sangre de Felipe Neri y Juan Bosco irriga nuestros corazones, podemos contra la
tristeza, el desánimo, el desconsuelo y el derrotismo.
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S. Ignacio de Loyola Iglesia del Salvador (foto propia) |
Porque
llevamos la misma sangre de Ignacio de Antioquía, Catalina de Siena, y Bernardo
de Claraval, podemos con las embestidas contra la Iglesia.
Porque somos
del mismo linaje de Gianna Beretta Molla, Maximiliano Kolbe y Estanislao de
Jesús y María, podemos contra la cultura de la muerte.
Porque
llevamos la misma sangre de Ignacio de Loyola, Pedro Nolasco, y David Uribe,
vencemos el temor a la entrega, la pusilanimidad y la cobardía.
Porque somos
de la familia de Tarsicio, Pedro Julián y Clara de Asís, podemos contra la
irreverencia, la desacralización y la impiedad.
Porque la
misma sangre de Teresa de Lisieux y Teresa de Calcuta corre en nosotros,
podemos contra la sed de grandeza, la indiferencia, el odio y el rencor.
En fin,
llevamos la misma sangre de tantos y tantos que nos precedieron y pudieron
vencer en Cristo. Somos ese linaje escogido, nacidos todos de Nuestra Santa
Madre Iglesia, la Esposa de Cristo sin mancha ni arruga. Ella nos impele a
honrar nuestro linaje y defender los derechos de Dios, por quien fuimos
rescatados a altísimo precio: la Sangre de Cristo.
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Iglesia de Todos los Santos y Ánimas (foto propia) |
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