miércoles, 7 de abril de 2021

Para mejorar la misa

Algunas cosas sencillas
que podemos hacer
para mejorar nuestras Eucaristías


1. Evitemos suplantar u omitir el «Kyrie»

Si alguna vez, por ejemplo, se considera oportuno enriquecer el acto penitencial con un canto ade­cuado, hay que recordar que el Kyrie (“Señor, ten piedad”) no puede ser omitido. Se tra­ta de un rito que forma parte del Ordinario de la Misa, en el que los fieles «aclaman al Se­ñor e imploran su misericordia» [1]. Por eso, en cualquier forma del acto penitencial, debe decirse o cantarse el “Señor, ten piedad”.


2. No “adaptemos” el Ordinario de la Misa

La letra de las partes musicalizadas del Ordinario de la Misa (Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus, Agnus Dei) no debe ser alterada.

Corolario de esta Regla 2: La canción que dice "Gloria a Dios, gloria a Dios, gloria al Padre; gloria a Dios, gloria a Dios, gloria al Hijo; gloria a Dios, gloria a Dios Espíritu Santo" NO ES (repito:  NO ES) el "Gloria in excelsis" de la misa y por lo tanto NUNCA DEBE SUPLANTAR (reitero: NUNCA DEBE SUPLANTAR) al Gloria.




3. Pongámonos de pie en el "Oren, hermanos"

En las nuevas normas del Misal se indica explícitamente que los fieles permanecerán de pie «desde la invitación Oren hermanos antes de la oración sobre las ofrendas» [2].  No al decir Elevemos los corazones / Los tenemos levantados hacia el Señor" o en otro momento.




4. Evitemos llevar “símbolos” en la presentación de las ofrendas

«En la preparación de los dones se llevan al altar pan, vino y agua, o sea, los mismos elementos que Cristo tomó en sus manos» [3]. También se aceptan como ofrendas, eventualmente, «dinero u otros dones para los pobres o para la Iglesia» [4].

Pero está totalmente fuera de lugar:
a) presentar una Biblia (¡¡la Liturgia de la Palabra acaba de finalizar!!);

b) presentar cosas que volverán luego a sus dueños, porque eso no sería una ofrenda sino una engañapichanga (ejemplo típico: cuadernos o trabajos de alumnos: ¡¡no!!);

c) presentar “símbolos” (“una taza con harina, símbolo de la vida que se amasa... unos recortes de diarios, símbolo de los problemas que nos aquejan... una cruz, símbolo del sufrimiento... una soga, símbolo de la unidad...”). Una ofrenda es un regalo; ¡nadie regala “símbolos”! Es como si fuéramos invitados a una cena y en lugar de llevar un vino... lleváramos una foto de un vino...

Es fácil recordar esta regla general: lo que se ofrece en la Presentación de las Ofrendas debe ser:
a) realmente un regalo, que, por lo tanto...
b) no vuelve a sus antiguos dueños (ni en la misa... ni en la vida cotidiana).



5. Evitemos llevar el cáliz en la presentación de las ofrendas

Llevamos al altar las ofrendas: pan, vino y agua. Pero el cáliz, el corporal, el purificador, la palia... no son ofrendas ni regalos. Una analogía —salvando las distancias— puede ayudarnos a entender el porqué de esta norma: si tenemos una cena ‘a la canasta’, cada uno lleva algo: comi­da o bebida. ¡Pero a nadie se le ocurriría aparecer llevando un vaso o una servilleta!




6. No coloquemos “cosas” sobre el altar

Fuera de lo estrictamente necesario para la celebración del sacrificio de Cristo, sobre la mesa del altar no debe haber nada. NADA.  ¡¡El altar no es una repisa!! 
Por tanto, evitemos colocar allí otras ofrendas que no sean el pan, el vino y el agua. Evitemos colocar sobre el altar anteojos, libros o papeles innecesarios, imá­ge­nes, etcétera. 
Fuera de la misa, tampoco: ni medallas, ni diplomas, ni recuerdos... ¡¡Ni siquiera una imagen de la Virgen está bien ubicada sobre la «mesa eucarística» [5]!!

Reiteramos: sobre el altar, NADA. 
-¿Una imagen de la Virgen tampoco?
-TAMPOCO.

De paso: el mantel del altar debe ser BLANCO


7. Evitemos leer los Avisos Parroquiales antes de la Oración Postcomunión

El Rito de la Comunión comienza con el Padrenuestro y termina con el Amén con que respondemos a la Oración Postco­mu­nión que pronuncia el Celebrante. Por lo tanto, el momento de si­lencio que se produce después de la procesión de Comunión y antes de que el Celebrante se ponga de pie para decir la Oración Postcomunión, forma parte de ese rito, y está destinado a la alabanza y a la oración silenciosa de los fieles [6].

¡Ese mo­mento de silencio no es un “bache”, un “espacio libre” destinado a ser llenado con avisos, testimonios, o cual­quier otra cosa! Eso significaría, no sólo interrumpir el Rito de Comunión, sino también perturbar ese momento en que los fieles oran en silencio. El momento de los Avisos Parroquiales es después de la Oración Postco­munión. 
Quizás valga la pena repetirlo: el momento de los Avisos Parroquiales es después de la Oración Postco­munión. 

Y como toda la Asamblea en ese momento está de pie, hay motivos de sobra para cumplir lo que dice el Misal: «dar breves avisos, si es necesario» [7]

Lo repetimos por si no quedó claro: el momento de los Avisos Parroquiales es después de la Oración Postco­munión. 



8. Recordemos que la puerta del Sagrario no decide cuándo permanecer de pie

Algunos fieles permanecen de pie después de la Comunión hasta que se cierra la puerta del Sagrario, y están muy atentos a ello, como si el "clic" de la cerradura indicara el momento en que pueden tomar asiento nuevamente.
En realidad, no hay ninguna relación entre la puerta del Tabernáculo y la postura de los fieles. Incluso el Sagrario podría estar en una capilla separada, fuera de la vista de los fieles (como de hecho está en algunas iglesias), y enton­ces, ¿cómo saber cuándo sentarse?

«Los fieles están de pie (...) desde la invitación Oren, hermanos, antes de la oración sobre las ofrendas, hasta el final de la Misa, excepto lo que se dice más abajo.

En cambio, estarán sentados (...), según las circunstancias, mientras se guarda el sagrado silencio después de la Comunión»  [2].

Evidentemente, la apertura o cierre de la puerta del Sagrario no puede ser el criterio que decida si estamos de pie o no.



En todos los casos se cita la Tercera Edición (2002) de la OGMR
[1] ORDENACIÓN GENERAL DEL MISAL ROMANO, 52
[2] ORDENACIÓN GENERAL DEL MISAL ROMANO, 43
[3] ORDENACIÓN GENERAL DEL MISAL ROMANO, 72
[4] CEREMONIAL DE LOS OBISPOS, 145; Cf. ORDENACIÓN GENERAL DEL MISAL ROMANO, 73
[5] Ibídem
[6] Cf. ORDENACIÓN GENERAL DEL MISAL ROMANO, 45
[7] ORDENACIÓN GENERAL DEL MISAL ROMANO, 123

1 comentario:

  1. Cosas sencillas que colaboran en la celebración de una Sagrada Eucaristía más digna, siguiendo lo que pide la Iglesia...

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