miércoles, 12 de julio de 2023

"La Iglesia en el pantano del nihilismo"

Compartimos a continuación algunos fragmentos de un artículo de Dorothea Schmidt, publicado hace pocos días en Kath.net. La nota original está escrita en alemán; nosotros tradujimos la versión en inglés publicada por Rorati Caeli. Omitimos algunos párrafos referidos muy específicamente a situaciones de la Iglesia en Alemania, aunque el contexto germano (el sínodo alemán y sus desviaciones, los pocos obispos que se han mantenido fieles a la verdad, etcétera), que es de público conocimiento, está muy presente. La imagen es de la nota original.



La Iglesia en el pantano del nihilismo

¿Por qué todavía nos sorprende la cantidad de personas que abandonan la Iglesia hoy? Porque la Iglesia Católica misma ha estado trabajando arduamente en este resultado durante años. Primero, fracasó en hacer una buena formación en la fe. La teología poco a poco se alejó de la enseñanza central y privó a los creyentes de una relación con Cristo. Ahora está a punto de disolverse en un cóctel de sentimentalismo ideológico. Al rechazar la moral y la ética, se entrega al paganismo y se ofrece voluntariamente al Estado.

En lugar de estar ahí para la gente, la Iglesia incluso cerró sus puertas en el período del Coronavid y negó a la gente la Eucaristía. Simplemente no estaba allí para los enfermos (murieron solos y abandonados)  ni para los bautizados ni para los casados. En resumen, abandonó al pueblo. Complacer al estado y al mundo en general y ser elogiado fue y sigue siendo una prioridad en la agenda.

Y ahora parece que la Iglesia católica en Alemania, aparte de algunos obispos excepcionales, no tiene nada más que decir, excepto desafiar los límites de Roma, hacer lo suyo, bendecir a las parejas del mismo sexo, decir adiós al orden de la creación, degradar a las mujeres al rol reproductivo femenino, ordenarlas como sacerdotes pero abolir el sacerdocio (contradicción o no) (...). El nuevo mensaje alegre (no: súper divertido) es: ¡disfruta la vida! Dios quiso el sexo: así que adelante, damas y caballeros, consagrados o no consagrados, lo principal es que ambos (¿o más?) estén de acuerdo.

Ante esto, uno quisiera pensar que la Iglesia ya no se conoce a sí misma. Se está hundiendo en el nihilismo, como si se pudiera hacer que el nihilismo volviera a ser respetable. Los hechos hablan otro idioma: la Iglesia católica en Alemania perdió casi 523.000 creyentes en 2022. Y esta tendencia continuará si la Iglesia no logra salir del pantano. El único que la sacará es Cristo mismo (...).

¡No es de extrañar que la gente huya de ti! La manipulación y la difamación son más fáciles en las iglesias que en la política, donde más bien se les hace el juego a los políticos. Los obispos se golpean entre sí, especialmente aquellos que tienen mucho que responder por sí mismos. (...) 



Cuando la Iglesia ya no es lo que debe ser, cuando los pastores no están para los fieles, cuando no los guían sino que los engañan y se insultan, cuando el procesamiento de los abusos solo sirve para encubrir los propios errores y  personas inocentes son acosados ​​por eso, ¡entonces, por supuesto, la gente huye!

(...)

Ni siquiera se dan cuenta de cómo la Iglesia Católica se está desmoronando bajo sus propias manos.

Joseph Ratzinger lo vio venir. Ya en 1958, dijo: "La apariencia de la Iglesia de los tiempos modernos está determinada esencialmente por el hecho de que se ha convertido, y se sigue convirtiendo cada vez más, en la Iglesia de los paganos de una manera completamente nueva: no, como una vez, la Iglesia de los paganos que se han hecho cristianos, sino la Iglesia de los paganos que todavía se llaman cristianos pero que en verdad se han vuelto paganos".

Y estos paganos elevan la opinión de la mayoría a la opinión del Espíritu Santo. El sensus fidei fidelium no puede errar, dice un texto del camino sinodal. Pero yerra muy pronto cuando se sitúa por encima del Magisterio perenne. Este aspecto, enumerado en los textos del Concilio, fue pulcramente omitido: el sensus fidei  del pueblo está por debajo del Magisterio, no por encima de él.

Para Ratzinger, estaba claro que la Iglesia siempre debe hacer el esfuerzo de "romper con esta secularización suya y volver a abrirse a Dios" si quiere cumplir su verdadera misión. Instruyó a los jóvenes a "evangelizar a los jóvenes que deambulan por este mundo como ovejas que no tienen pastor". Deben invitar a los demás a "experimentar la fe, la esperanza y el amor, y al encuentro con Jesús para sentirse verdaderamente amados y aceptados, con plena posibilidad de realización".

Gracias a Dios todavía tenemos pastores que comparten la misma opinión. El cardenal Woelki y otros tres obispos que vetaron el Comité sinodal ahora lo están expiando con el martirio blanco. ¡Esto nos da coraje! Estos cuatro obispos han mostrado lo que significa ser obispo y pastor, es decir, mensajero de Jesús y no soberano de Jesús. Actúan en nombre de Jesús, no según su propia discreción o según la voluntad del pueblo, sino según la voluntad de Dios. Son guardianes de la tradición y comprometidos sílo con Dios. Y están para prepararnos para la participación en el Reino de Dios, explicándonos y administrándonos los sacramentos, amonestándonos y consolándonos, explicándonos la doctrina y animándonos a seguir los pasos de Jesús, y sobre todo a conocerlo y dejarlo entrar en nuestros corazones.

El mensaje a entregar es más grande que el obispo. Ratzinger lo resumió así: "Es por esta fidelidad que el obsipo es medidio; esa es su misión". Los obispos deben proclamar la verdad. Sólo cuando ya no lo hacen se salvan de la persecución.

Dorothea Schmidt

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