miércoles, 16 de abril de 2025

Salve, Cruz vivificante


Salve, Cruz vivificante, trofeo invencible de la piedad, puerta del Paraíso, consuelo de los creyentes, defensa de la Iglesia; es por ti que fue anulada la corrupción, tragada y abolida la potencia de la muerte, y estamos elevados de la tierra a los cielos. Arma invencible, adversario de los demonios, gloria de los mártires, verdadero ornato de los santos, puerto de salvación, tú eres la que traes al mundo gran misericordia.

Ensalzad al Señor nuestro Dios, y postraos ante el estrado de sus pies,  porque Él es santo (Sal 98, 5).

Salve, Cruz del Señor, por la que la humanidad fue librada de la maldición; tú eres el signo del verdadero júbilo, tú que por tu exaltación arrojas a la tierra al enemigo, venerable Cruz. Tú eres nuestro socorro, fuerza de los reyes, fortaleza de los justos, dignidad de los sacerdotes. Al trazarte sobre nosotros nos libras de peligro. Eres báculo que nos apacienta,  arma de paz rodeada de ángeles que te veneran. Eres gloria divina de Cristo, quien concede al mundo gran misericordia.

Dios es mi Rey desde el principio; autor de salvación en medio de la tierra (Sal 73, 12).

Salve, cruz preciosa, guía de los ciegos, médico de los enfermos y resurrección de todos los muertos, que nos has levantado a nosotros que estábamos caídos en la mortalidad. Por ti ha sido destruida la corrupción, y la inmortalidad ha florecido; por ti nosotros los mortales somos divinizados y el diablo es derribado completamente. Hoy, viéndote exaltada, exaltamos a Aquel que fue elevado en ti y te veneramos, esperando  de ti gran misericordia.

Hoy,  Cristo,  Dios nuestro, nosotros los pecadores veneramos con labios indignos tu preciosa Cruz;  y rogándote a ti,  que quisiste ser crucificado en ella, decimos, Señor, con el buen ladrón:  ¡Haznos dignos de tu reino celestial!

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