miércoles, 16 de enero de 2019

No les tenemos miedo

La Buhardilla de Jerónimo publicó oportunamente  el texto que transcribimos a continuación:


Teólogos que a través del uso de un lenguaje llano y popular confunden a los más sencillos con todo tipo de errores doctrinales.

Escrituristas que avalados por un título académico se presentan como maestros, pero con sus enseñanzas tienden a destruir la fe de los creyentes en aras de una fe “más madura y fundamentada”.

Sacerdotes y obispos que escriben libros con contenido opuesto al Magisterio de la Iglesia.

Maestros de Espiritualidad inficionados de psicologismo, orientalismo y new age.

Grupos que se auto-denominan católicos pro-choice.

Religiosas y religiosos que se alzan contra la autoridad y la enseñanza papal.

Obispos que frenan las iniciativas del Papa, los que dicen no cuando el Santo Padre dice sí, y dicen sí cuando él dice no.

Sacerdotes que predican doctrinas extrañas, que reniegan de la dignidad y el cometido de su ministerio, y los que lo han convertido en una mera defensoría de los derechos humanos.

Liturgistas que promueven la creatividad litúrgica intentando vaciar la Misa de su verdadero sentido.

Desacralizadores crónicos que procuran extraerle a la Iglesia toda señal de sobrenaturalidad.

Sedicentes católicos que viven acusando a la Iglesia de ser demasiado exigente y poco acomodada a los “tiempos actuales”.

Educadores “católicos” que trabajan en nuestras escuelas y universidades impartiendo orondos enseñanzas que están en las antípodas del pensar y el sentir de la Iglesia.

Charlatanes infatuados, de todos los estados de vida, que pululan en los medios de comunicación transmitiendo sandeces en relación a la vida de la Iglesia y a sus enseñanzas morales. 

“Opinadores” crónicos que no hacen otra cosa que asumir lo que han dado en llamar una “postura crítica” en pro de una Iglesia más conforme a sus distorsionadas ideas o a sus envenenadas intenciones.

Ecumenistas a todo trance, capaces de negociar hasta lo impensado en pos de una supuesta unidad.

Editoriales y librerías “católicas” que publican y difunden cuanta basura pueda tener repercusión (...)

Todos, todos los que conforman esa suerte de quinta columna en la Iglesia deben saber que NO LES TENEMOS MIEDO (...) 

Avanzan contra los más pequeños de la Iglesia blandiendo todo tipo de armas sofisticadas con ardides maliciosos, pero nosotros vamos en su defensa en nombre de Aquel que es Padre de las Misericordias y Señor de los Ejércitos. Han de saber que no podrán; que se han metido en las filas del gran Perdedor, del que ya ha sido vencido. Resta pedirles, por el bien de sus propias almas y para gloria de Dios, que cesen de hacer daño a la Iglesia de Cristo (...), carguen su cruz y junto a nosotros sigan al Cordero dondequiera que vaya.

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