VIRGEN DEL SILENCIO
María, te veo contemplativa.
Quiero aprender de ti.
Enséñame el silencio
entre tanta agitación y bullicio.
Presérvame del activismo excesivo
y de la flojera egoísta.
Que jamás el ruido de las cosas
me haga olvidar
la presencia del Señor que vive en mí.
No quiero que el brillo de lo que se ve
distancie mi corazón del gozo
y del brillo del mundo divino, que no se ve.
Señora del silencio,
aumenta en mí el amor al silencio;
enséñame a hacer de mi trabajo y movimiento
una comunión sincera con la voluntad del Señor
en el humilde servicio de Jesús a todos los hombres.
Amén.
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