La Iglesia te engendró un día,
te habló de su Dios, te entregó la Fe,
te mostró la Palabra y te inició en el Amor.
Ella anima tus desalientos,
apoya tus inquietudes,
integra tu personalidad,
corrige tus equivocaciones,
te presta su voz cuando no la tienes,
y te ofrece posibilidades en tu acción.
La Iglesia es el hermano que se acerca,
el amigo que se descubre
y el apoyo que se recibe o que se entrega.
La Iglesia es tu experiencia del pan que se comparte y del acontecimiento fraternal.
Ella es un signo y un instrumento
de lo que el mismo Dios realiza en medio de todos los pueblos.
Es al mismo tiempo un sacramento de lo que el mundo y los hombres están llamados a ser sobre la tierra: lugar de diálogo y de libertad, espacio de acogida y de encuentro, testimonio de alegría y fraternidad, grito de verdad y de justicia, presencia de Dios entre los hombres, comunidad que cree, ama y espera.
Miguel Ortega en "A ti te digo".
Al dorso de la oración se veía esta imagen: es el frente de la Basílica de Santa Rosa de Lima, de la ciudad de Buenos Aires.
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