miércoles, 27 de septiembre de 2023

Los símbolos de los Cuatro Evangelistas

En adhesión al Mes de la Biblia, traducimos del inglés un fragmento de una nota firmada por Gregory Dipippo, publicada en 2018 en The New Liturgical Movement, sobre los símbolos de los evangelistas. La  ilustramos con fotos propias tomadas en diversos templos argentinos.


Los símbolos de los Cuatro Evangelistas

En la tradición judía, la visión que tiene el profeta Ezequiel en el primer capítulo de su libro se denomina con la palabra hebrea “merkabah”,  carro”, aunque esta palabra no aparece en el texto mismo. Los antiguos rabinos pusieron bajo una restricción especial el estudio y la interpretación de este capítulo, que es difícil de entender en cualquier idioma; San Jerónimo lo sabía, como escribe en el prólogo de su comentario a Ezequiel:

Me ocuparé de (un comentario sobre) el profeta Ezequiel, cuya dificultad demuestra la tradición hebrea. Porque entre ellos, a menos que uno haya cumplido la edad del ministerio sacerdotal, es decir, los treinta años, no le es permitido leer el principio del Génesis, ni el Cantar de los Cantares, ni el principio ni el fin de este libro…

Por ello, el Talmud menciona que cuando un rabino se ofreció a explicar el pasaje a otro, este último respondió: "No tengo edad suficiente".

La tradición cristiana de que los cuatro animales que Ezequiel ve en medio del “carro” son símbolos proféticos de los cuatro evangelistas se registra por primera vez en los escritos de San Ireneo de Lyon hacia finales del siglo II. El orden en que los explica, sin embargo, es diferente del que ahora se acepta comúnmente. En su tratado Contra las herejías (3.11.8), se preocupa de demostrar que sólo hay cuatro evangelios que dan testimonio auténticamente de la vida de Cristo, frente a los numerosos evangelios de los gnósticos que intenta refutar; y además, que estos cuatro fueron profetizados en el Antiguo Testamento. Por lo tanto, explica los querubines de cuatro caras que Ezequiel ve en su capítulo décimo con las palabras del Salmo 79: "Tú, que estás sentado sobre los querubines, manifiéstate": “…el Verbo, el Hacedor de todo, el que está sentado sobre los querubines y contiene todas las cosas, el que fue manifestado a los hombres, nos ha dado el Evangelio bajo cuatro aspectos, pero unidos por un solo Espíritu”.

Los Evangelistas en la iglesia de San Juan Evangelista


Luego toma el león como símbolo de San Juan, representando el poder del Verbo en la creación y gobierno del mundo; el buey, animal de sacrificio sacerdotal, como símbolo de Lucas, que comienza su evangelio con el sacerdote Zacarías; el hombre como símbolo de San Mateo, que comienza con la genealogía humana de Cristo; y el águila como símbolo de Marcos, quien comienza “con el espíritu profético que desciende de lo alto a los hombres, diciendo: 'El principio del evangelio de Jesucristo, como está escrito en el profeta Isaías'... y en este  sentido hizo una narración compendiada y somera, porque tal es el carácter profético”.

San Agustín acepta la explicación simbólica de estos animales, pero propone lo que él llama “una aplicación de las figuras más razonable” que la hecha por San Ireneo y otros, sin criticar a nadie por su nombre. En su libro Sobre la armonía de los evangelios (1.6.9), refiere el león, el rey de las bestias, a Mateo, quien habla de la descendencia real de Cristo del rey David, y nos dice que los magos lo llamaron “el Rey de los judíos”. El hombre es referido a Marcos, “que maneja las cosas que hizo Cristo hombre”, y el buey a Lucas por la misma razón que Ireneo. Dado que los primeros tres animales “tienen su curso sobre esta tierra (es decir, caminan y no vuelan), de la misma manera, esos tres evangelistas se ocupan principalmente de las cosas que Cristo hizo en la carne, mientras que Juan… se eleva como un águila sobre las nubes de la debilidad humana, y contempla la luz de la verdad inmutable (es decir, la divinidad de Cristo) con los ojos más agudos y firmes del corazón”. Esta última parte hace referencia a una creencia común en el mundo antiguo de que las águilas podían mirar directamente al sol.

Los Evangelistas en la iglesia San Gregorio Iluminador (collage)

Es a San Jerónimo a quien debemos la formación de esta tradición tal como la sostenemos ahora, en la que el hombre, el león, el buey y el águila son los símbolos respectivamente de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. En el prólogo de su comentario al Evangelio de San Mateo, escribe que

Prueba también que estos cuatro evangelios fueron predichos mucho antes, en el libro de Ezequiel, en el que la primera visión está formada así: “Y en medio de ellos, una figura de cuatro seres vivientes; y su semblante, un rostro de hombre y un cara de león, cara de buey y cara de águila”. El primer rostro del hombre representa a Mateo, que comenzó a escribir como un hombre: “El libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham”. El segundo es Marcos, en el que se escucha la voz de un león que ruge en el desierto: “Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas”. El tercero es el del buey, que prefigura al evangelista Lucas, que tuvo sus inicios en el sacerdote Zacarías. El cuarto es el evangelista Juan, que tomando alas de águila y apresurándose a asuntos más elevados, trata de la Palabra de Dios.

Los Evangelistas en la iglesia Nuestra Señora del Carmen (Villa Urquiza)

 

Este orden lo repite exactamente, y por las mismas razones, San Gregorio Magno al comienzo de su cuarta homilía sobre Ezequiel. Jerónimo luego confirma el significado profético de la visión haciendo referencia a la aparición en el capítulo cuarto del Apocalipsis de los mismos cuatro animales, que “están llenos de ojos, y no descansan ni de día ni de noche, diciendo: 'Santo, santo, santo, Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir'”. Tanto los animales en el carro en Ezequiel como los querubines en el capítulo diez se describen como “llenos de ojos”.  Es el mismo punto señalado por primera vez por Ireneo: “Por todas estas cosas, se muestra claramente que sólo los cuatro Evangelios deben ser recibidos” (...)

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Luego la nota hace referencia al uso litúrgico, en la Misa y en el Breviario tridentinos, de fragmentos de la visión de Ezequiel (1, 10-14),  y del capítulo 4  del Apocalipsis.  También señala  que existe un oficio propio más completo de los Evangelistas en los Breviarios de algunas órdenes religiosas, en cuyos responsorios se citan las visiones de Ezequiel y se incluyen antífonas principales, para el Magnificat de ambas Vísperas y para el Benedictus en Laudes, que se refieren explícitamente a la tradición de los cuatro animales como símbolos de los evangelistas.

Estas son dichas antífonas:

En el Magnificat de las Primeras Vísperas 

Ecce ego Joannes vidi ostium apertum in caelo; et ecce sedes posita erat in eo, et in medio sedis et in circuito ejus quattuor animalia plena oculis ante et retro: et dabant gloriam et honorem et benedictionem sedenti super thronum, viventi in saecula saeculorum.

Yo, Juan, vi una puerta abierta en el cielo, y un trono puesto en el cielo, y en medio del trono, y alrededor de él cuatro seres vivientes, llenos de ojos adelante y atrás; y daban gloria, honra y bendición al que está sentado en el trono, que vive por los siglos de los siglos.


En el Benedictus 

In medio et in circuito sedis Dei quattuor animalia senas alas habentia, oculis undique plena, non cesant nocte ac die dicere: Sanctus, Sanctus, Sanctus Dominus Deus omnipotens, qui erat et qui est, et qui venturus est.

En medio y alrededor del trono de Dios, cuatro seres vivientes, con alas y llenos de ojos por todas partes, no descansan día ni noche, diciendo: Santo, santo, santo, Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir.


En el Magnificat de las Segundas Vísperas 

Tua sunt haec, Christe, opera, qui sanctos tuos ita glorificas, ut etiam dignitatis gratiam in eis futuram praeire miraculis facias: tu insignes Evangelii praedicatores animalium caelestium admirabili figura praesignasti: his namque caeleste munus collatum gloriosis indiciis es dignatus ostendere: hinc laus, hinc gloria tibi resonet in saecula.

Estas son tus obras, oh Cristo, que glorificas a tus santos de tal manera que también haces que la gracia futura de la dignidad en ellos preceda a los milagros. Prefiguraste a los ilustres predicadores del Evangelio con una figura maravillosa de animales celestiales: porque era digno mostrarles el oficio celestial conferido por signos gloriosos; para ti la alabanza y la gloria resuene por siempre.


Los símbolos de los Evangelistas en la Basílica del Espíritu Santo

 

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