miércoles, 6 de septiembre de 2023

"Nipson anomemata me monan opsin"

Compartimos hoy un breve artículo aparecido en el número 92 de la revista Gladius, edición correspondiente a la Pascua de 2015. Lleva por título el mismo que esta entrada: una frase en griego cuyo significado se aclara en el texto. La imagen en blanco y negro, junto con su epígrafe, pertenecía a la nota original; hemos añadido una fotografía propia en colores.


Nipson anomemata me monan opsin

νίψον ἀνομήματα, μὴ μόναν ὄψιν


Esta frase estaba escrita sobre la fuente de agua bendita afuera de la Iglesia Santa Sofía en Constantinopla. La frase se atribuye a San Gregorio Nacianceno (siglo IV). En griego se trata de un palíndromo, es decir que puede leerse de de izquierda a derecha o de derecha a izquierda tomando como unidad la letra.

Una traducción sería “lava iniquidades, no sólo la cara”. También puede traducirse “lava los pecados o las transgresiones o las maldades no sólo lo que se ve o aparece”

Se encuentra esta inscripción en los recipientes para agua bendita en varias iglesias, una en Estambul y varias en Francia e Inglaterra y en el Monasterio Vlatadon en Tesalónica, Grecia.

Este es un bellísimo mosaico donde se puede leer en letras mayúsculas la frase y se ve a dos pavos reales bebiendo de la fuente. El pavo real es un símbolo muy rico. Aunque muchas veces se asocie al concepto de vanidad, en casi todas las culturas se relaciona con la belleza, la gloria, la inmortalidad y la sabiduría. Es originario de la India y en Occidente fue introducido por Alejandro Magno. En el arte paleocristiano representa la vida eterna, la inmortalidad del alma y también a Cristo resucitado. Cabe destacar que en el arte cristiano el pavo real no se representa con su cola desplegada ya que se consideraba que éste era un símbolo de la vanidad. En una de las catacumbas romanas puede verse a Cristo rodeado de pavos reales.

Púlpito de la Basílica de Santa Rosa de Lima
(foto propia)


Si unimos la frase, los pavos reales y la riquísima simbología del agua y la fuente encontraremos un mensaje muy rico y profundo.

τὸ
ὕδωρ


ἐγὼ

δώσω
αὐτῷ

γενήσεται
ἐν

αὐτῷ

πηγὴ
ὕδατος

ἁλλομένου

εἰς

ζωὴν

αἰώνιον.






“El agua que le daré será en él una fuente de agua surgente para la vida eterna” (Juan, cap IV, v 14).



Bellísimo mosaico en el que se puede leer en letras mayúsculas la frase
a la que se refiere el presente artículo

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