miércoles, 28 de febrero de 2024

"Un pontificado agotador se acerca a su fin"

Hoy se cumplen 11 años del final del pontificado de Benedicto XVI. Pocos días más tarde fue elegido su sucesor, nuestro compatriota. Quienes lo conocíamos vivimos su elección con angustia y desolación desde el primer momento. El tiempo nos dio sobradamente la razón.  

Once años más tarde, la sensación de desazón, cansancio y hartazgo se ha extendido por toda la Iglesia. Prueba de ello es esta nota de Eric Sammons, publicada en Crisis Magazine el 5 de este mes.

Ofrecemos una traducción y leve adaptación del artículo.



"Un pontificado agotador 
se acerca a su fin"

Nos acercamos a los once años desde que Jorge Bergoglio fue elegido Sumo Pontífice de la Iglesia Católica. Si bien la mayoría de nosotros no sabíamos casi nada sobre el hombre cuando salió al balcón de la Basílica de San Pedro [1], ahora la mayoría de los católicos desearían saber menos de lo que saben. Desde el cardenal Danneels, partidario de pedofilia, que se unió a Francisco en ese balcón, hasta el reciente respaldo del Papa a las bendiciones para parejas del mismo sexo, la controversia ha rodeado este pontificado de principio a fin. No pasa una semana sin que el Papa revuelva la olla con alguna cita papal, documento o comentario casual.

Creo que hablo en nombre de muchos católicos cuando digo que todo el circo que rodea a Francisco se ha vuelto aburrido. Probablemente nada de lo que Francisco pudiera hacer o decir en este momento nos sorprendería, aunque todavía hace desesperadamente todos los esfuerzos posibles para hacerlo. Repetimos un ciclo tedioso:

Paso 1: El Papa dice o hace algo controvertido.

Paso 2: Los católicos conservadores y tradicionales critican sus acciones (los tradicionalistas directamente, los conservadores de manera más indirecta).

Paso 3: Los católicos progresistas se regocijan y consideran que el Papa quiere decir exactamente lo que dice.

Paso 4: Los "intérpretes" no progresistas del Papa  irrumpen en las redes sociales para explicar que el Papa en realidad no quiere decir exactamente lo que dice.

Paso 5: Regrese al Paso 1.

 

Es como si estuviéramos atrapados en un circuito de causalidad tipo Star Trek, condenados a repetir las mismas acciones una y otra vez. ¿Adónde nos lleva todo esto exactamente? ¿Se están ganando almas para Cristo? ¿Se está fortaleciendo la voz moral de la Iglesia en el mundo? ¿Están los malos actores de la Iglesia siendo expuestos y destituidos de sus cargos? Es difícil argumentar que alguna de estas cosas esté sucediendo.

Estamos cansados. Al despertarnos ante otra controversia papal, nuestro primer pensamiento es “aquí vamos de nuevo”. Sabemos qué tipo de Papa tenemos: un progresista centrado casi exclusivamente en asuntos terrenales, rodeado de hombres profundamente corruptos y aliados con las élites globalistas de este mundo. Si a eso le sumamos una animosidad irracional hacia la tradición católica, tenemos al Papa Francisco. 

Además, sabemos que el Papa es un hombre anciano y que no estará mucho tiempo en este mundo. Si es posible que una persona designada de por vida tenga un período de "pato rengo" [2], seguramente estamos viviendo en él ahora. La mayoría de los católicos fieles ahora ignoran al Papa Francisco y esperan (y rezan) por el próximo cónclave y por el próximo sucesor de San Pedro.

Cuando las generaciones futuras recuerden este pontificado, su legado estará lleno de ruido y furia, y no significará nada. Francisco se ha centrado en las últimas modas progresistas de este mundo, por lo que su impacto a largo plazo será insignificante en términos históricos. El Papa Juan Pablo II se enfrentó al comunismo; el Papa Francisco le tendió la alfombra roja. El Papa Benedicto XVI luchó contra la dictadura del relativismo; al Papa Francisco se le ha llamado con razón el Papa dictador. Ninguno de los escritos de Francisco resistirá la prueba del tiempo (especialmente en comparación con sus dos predecesores inmediatos), y la mayoría de los historiadores probablemente lo relegarán a un párrafo en la historia de los papas. 

Por supuesto, esto no es para minimizar el daño grave y eterno que ha causado a almas individuales por la confusión, el escándalo y la corrupción que ha sembrado. ¿Cuántas personas que sufren de atracción hacia el mismo sexo no abandonaron su estilo de vida pecaminoso y destructivo porque la Iglesia Católica pareció poner su sello de aprobación en ese estilo de vida? ¿Cuántos no católicos no consideraron convertirse en católicos porque la Iglesia parece tener un líder que no quiere que se hagan católicos? ¿Y cuántos católicos se han escandalizado tanto por este pontificado que han abandonado la Iglesia, cambiándola por la ortodoxia, el sedevacantismo o el ateísmo?

Aún así, ha habido cosas buenas que salieron de este pontificado, aunque sea sin querer. Después de todo, Dios puede sacar el bien de cualquier cosa, incluso de los peores males. Sé que muchos católicos han adquirido más conocimientos sobre su fe como respuesta a la necesidad de defensa de una doctrina que Francisco socava. Además, muchos católicos han comenzado el proceso de eliminar las "adherencias"  humanas al Depósito de la Fe con respecto al papel del papado. Gracias al Papa Francisco, los futuros católicos serán más cautelosos a la hora de crear un culto a la personalidad en torno a quien esté sentado en la Cátedra de San Pedro.

Durante la última década, Francisco ha hecho mucho ruido (...),  pero no puedo evitar pensar que su voz se ha debilitado con el tiempo. Muchos de nosotros le dimos el beneficio de la duda durante los primeros años de su pontificado, pero ese beneficio ha sido desperdiciado . ¿Quién lo considera ya un pensador serio? ¿Quién lo considera un verdadero líder moral? Cuanto más escuchamos de este Papa, más disminuye nuestro respeto por él como persona. La insistencia del Papa en “hacer lío” en lugar de limitarse a hacer su trabajo lo convierte en el adolescente inmaduro que se niega obstinadamente a limpiar su habitación.

Ya no estamos enojados. Simplemente estamos cansados. Cansados de la ambigüedad armada, cansados de los escándalos, cansados de convivir con las peores personas del mundo. La forma de este pontificado es clara y los registros históricos no serán amables con él. Si bien Francisco todavía puede causar daño antes de su juicio particular, la mayoría de nosotros simplemente estamos esperando tener un nuevo Papa que, ansiamos, ayude a limpiar el desastre. Hasta entonces, seguiremos viviendo nuestra fe con paciencia, porque “la tribulación produce la constancia;  la constancia, la virtud probada; la virtud probada, la esperanza” (Romanos 5, 3-5).


[1] Por supuesto, esta afirmación no es válida para quienes conocíamos a Bergoglio desde antes... Pero aún así, vivimos de asombro en asombro desde el primer día.

[2] «Un pato rengo o pato cojo​ (del inglés, lame duck) es la denominación que se le da a alguien en un cargo electivo a quien se aproxima la fecha en que debe dejarlo, especialmente alguien para quien ya se ha elegido su sucesor. En sentido literal, la expresión hace referencia a un pato que no es capaz de seguir el ritmo de la bandada, y que por lo tanto se convierte en blanco de depredadores» (Wikipedia).

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